La Santísima Trinidad





En esta imagen se resumen la relaciones entre las tres personas de la Santísima Trinidad. Se reduce así el misterio de Dios a un sencillo diagrama. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, podemos conocer algo... pero no se agota ahí. Y si no, que se lo digan a San Agustín.

Existe una tradición medieval que recoge el encuentro sobrenatural entre Agustín y un niño que se identifica en muchas ocasiones con el «niño Jesús». La anécdota es esta: 

San Agustín meditando sobre la Trinidad (Guercino, 1636). Museo del Prado
San Agustín meditando sobre la Trinidad (Guercino, 1636)
Un día San Agustín paseaba por la orilla del mar, dando vueltas en su cabeza a muchas de las doctrinas sobre la doctrina de la Trinidad. De repente, alza la vista y ve a un niño, que está jugando en la arena, a la orilla del mar. Observa más de cerca y ve que el niño ha hecho un hoyo en la arena y corre –una y otra vez– hacia el mar para llenar su pequeño cubo de agua y vaciarlo en el pequeño hoyo que había hecho. El niño repite incansablemente, hasta que ya San Agustín, curioso, se acerca al niño y le preguntó: «¿qué haces?» El niño, con toda inocencia y como si fuese obvio lo que hacía, respondió: «Quiero meter la inmesidad del mar en este hoyo que he hecho». Agustín se rió y le dijo: «Pero, eso es imposible». A lo que el niño respondió: «Imposible es lo que hace tú, es intentar comprender el misterio de Dios solo con la razón».

Agustín llegó a escribir «De Trinitate», un libro menos conocido que Las Confesiones o La ciudad de Dios, pero con mayor contenido teológico. Sin embargo, en una clara muestra de humildad, reconoce: En medio de tan múltiples cuestiones como he tratado, y ninguna, lo declaro, con la dignidad que merece la Trinidad suprema e inefable, cuya ciencia confieso es admirable para mí y no la puedo comprender (Cap. XXVII, n. 50).

Y es que cuando hablamos de «misterio», no significa que «no sepamos nada» de Dios, sino que «no lo sabemos todo». Por ello la razón es tan necesaria para vivir nuestra fe. Si queremos mantener viva nuestra fe es importante conocer y estudiar aquello que se nos ha revelado en la Escritura y en la Tradición, así como el testimonio de los santos y de los mártires y la riqueza milenaria de nuestra liturgia. En este caso concreto podemos detenernos en el prefacio propio de la Santísima Trinidad que celebraremos próximamente ¿Se puede decir tanto con tan poco?

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Que con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo
eres un solo Dios, un solo Señor;
no en la singularidad de una sola Persona,
sino en la Trinidad de una sola naturaleza.

Y lo que creemos de tu gloria
porque tú lo revelaste
lo afirmamos sin diferencia
de tu Hijo y del Espíritu Santo.

De modo que, al proclamar nuestra fe
en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos tres Personas distintas,
de única naturaleza e iguales en dignidad.

A quien alaban los ángeles y los arcángeles,
los querubines y serafines,
que no cesan de aclamarte, diciendo a una sola voz:

Santo, Santo, Santo...






¿Cómo retirar el cirio pascual?



El cirio pascual es uno de los signos más importantes de la Pascua. Durante este tiempo litúrgico –que ya llega a su término–  nos ha acompañado llameante junto al ambón de cada una de nuestras iglesias. Sin embargo, al finalizar el tiempo de Pascua este próximo domingo de Pentecostés, la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramento nos recuerda: “El cirio pascual debe encenderse en todas las celebraciones litúrgicas del tiempo de Pascua hasta el domingo de Pentecostés. Después ha de trasladarse al bautisterio y mantenerlo con todo honor, para encender en él el cirio de los nuevos bautizados. En las exequias, el cirio pascual se ha de colocar junto al féretro, para indicar que la muerte del cristiano es su propia Pascua. El cirio pascual, fuera del tiempo pascual, no ha de encenderse ni permanecer en el presbiterio”. (Carta sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales, n. 99).

Dicho esto, aunque no exista un "rito para el apagado del cirio pascual", puede ser muy oportuno pastoralmente que en la última misa del día de Pentecostés (si no se celebran las II vísperas) se haga una clara referencia catequético-litúrgica a la conclusión del tiempo pascual y, para ello, después de la bendición, podemos apagarlo a la vista de todos los fieles o incluso llevar en procesión el cirio pascual al bautisterio –donde permanecerá durante todo el año– y una vez allí se apaga.  

Siendo de un modo u otro, se debe explicar a los fieles que el cirio siempre estará presente y llameante cada vez que se celebre el sacramento del Bautismo o una celebración de exequias. 




Canto de entrada para la Pascua

En este blog ya he mencionado en alguna ocasión la importancia de los cantos de entrada, por ello, me parece importante recordar que en el año 2000 la Conferencia Episcopal Española publicó "Cantos de entrada para los tiempos litúrgicos", ante la dificultad de que en muchas comunidades se cantasen las antífonas propias para cada día, así como ante la proliferación de cantos "poco litúrgicos". En este caso, el canto que se propone para la procesión de entrada durante el tiempo de PASCUA es CRISTO RESUCITÓ, ALELUYA, haciendo uso de lo que se propone en el número 48 de la Ordenación General del Misal Romano:

47. Estando el pueblo reunido, cuando avanza el sacerdote con el diácono y con los ministros, se da comienzo al canto de entrada. La finalidad de este canto es abrir la celebración, promover la unión de quienes se están congregados e introducir su espíritu en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, así como acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

48. Se canta, o alternándolo entre los cantores y el pueblo o, de igual manera, entre un cantor y el pueblo, o todo por el pueblo, o todo por los cantores. Se puede emplear, o bien la antífona con su salmo como se encuentra en el Graduale Romanum o en el Graduale simplex, o bien otro canto que convenga con la índole de la acción sagrada, del día o del tiempo litúrgico, cuyo texto haya sido aprobado por la Conferencia de los Obispos.

Si no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos o un lector, leerán la antífona propuesta en el Misal, o si no el mismo sacerdote, quien también puede adaptarla a manera de monición inicial (cfr. n. 31).

Ver vídeo en YouTube



Comentario al texto del canto:

El centro de la fe y de la vida de la Iglesia es el misterio pascual, es la raíz del año litúrgico. En el misterio pascual se concentra toda la teología de la redención y de la salvación. En la vigilia pascual nace el día nuevo que la Iglesia prolonga en renovada alegría por un tiempo de siete semanas. Pascua no es un día solo, sino un gran día que se prolonga durante un tiempo simbólico. Durante todo el tiempo pascual la asamblea proclama entre "aleluyas" rebosantes de júbilo que Cristo ha resucitado. La resurrección es un hecho único en la historia, así como clave y fundamento de nuestra fe y vida cristiana.

La antífona del canto se encuentra en el Misal Romano y afirma que Cristo resucitó y que en toda la tierra se eleve el grito de júbilo de los bautizados que entonan el "aleluya". La primera estrofa está tomada del salmo 65 y las demás del salmo 117, el cual es una liturgia de acción de gracias. Su tema central es la victoria del rey, de Cristo. No puede permanecer en la muerte sino que vivirá para entrar por las puertas del triunfo y dar gracias al Señor. El resucitado es el bendito que viene a iluminarnos con su luz pascual para que nuestra alegría y nuestro gozo estén en el Señor que ha vencido a la muerte. 

¡Descargar partituras!


Regina Caeli. 20 Versiones.


En este tiempo litúrgico de Pascua es "justo y necesario" hacer alusión a la oración mariana por antonomasia y que sustituye al habitual Angelus durante este tiempo: Regina Caeli.

Como todos los himnos, oraciones o salmos latinos también el Regina caeli recibe su nombre por las palabras con las que comienza:

Regina caeli, laetare, alleluia.
Quia quem meruisti portare, alleluia.
Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
Ora pro nobis Deum, alleluia.
+
Alégrate, Reina del cielo, aleluya.
Porque el que mereciste llevar en tu seno, aleluya.
Ha resucitado, según predijo, aleluya.
Ruega por nosotros a Dios, aleluya.

Desde el siglo X tenemos constancia de su uso en la liturgia. Es una de las oraciones marianas más antiguas que a día de hoy sigue siendo muy utilizada en su forma gregoriana, sobre todo en su tonus simplex.



Aunque también existe en Tonus sollemnis.




Como en muchas otras ocasiones... son numerosos los compositores que tomando el texto han dado rienda suelta a su creatividad e inspiración:


Regina caeli (a 12), N. Gombert (c.1495 - c.1560)




Regina caeli (a 4), G. P. da Palestrina (1525-1594)



Regina caeli (a 8), G. P. da Palestrina (1525-1594)



Regina caeli
(a 8), F. Guerrero (1528-1599)



Regina caeli (a 7), O. di Lasso (1532-1594)



Regina caeli (a 3), W. Bird (1543-1623)



Regina caeli (a 8), T. L. de Victoria (1548-1611)



Regina caeli (a 5), J. P. Sweelinck (1562-1621)



Regina caeli, G. Aichinger (1564-1628)


Regina caeli, J-B. Lully (1632-1687)



Regina caeli, M. Charpentier (1643-1704)



Regina caeli, A. Lotti (1667-1740)



Regina caeli, F. Couperin (1668-1733)



Regina caeli, W. A. Mozart (1756-1791)



Regina caeli, F. Schubert (1797-1828)



Regina caeli, Ch. Gounod (1818-1893)



Regina caeli, J. Brahms (1833-1897)




Regina caeli, M. Frisina (1954)





¿Qué es la Pascua?


Ante la pregunta: ¿qué es la Pascua? podríamos responder algo muy sencillo: para nosotros los cristianos es el tiempo en el que celebramos la resurrección de Jesús. Pero profundicemos un poco más.

La palabra PASCUA la hemos heredado de nuestros hermanos mayores los judíos, los cuales también celebran la Pascua, que para ellos es una cena ritual con cordero asado y panes ácimos... en la que hacen memoria de su liberación de la esclavitud de Egipto, tal y como describe el libro del Éxodo. Por esta razón el nombre de Pascua, en hebreo pésaj (פסח), significa "paso", haciendo alusión a que Yahvé pasó de largo por la puerta de los israelitas en el último castigo inflingido a los egipcios... así como el paso por el Mar Rojo, la entrega de la Ley, es decir, el tránsito de la esclavitud a la libertad.

Jesús, como buen judío, celebró la Pascua... pero le dio un nuevo sentido a este acontecimiento. Ahora el "paso", la Pascua, es el propio Cristo, el cordero pascual, que con su muerte y resurrección ofreció el sacrificio definitivo en la Cruz y consiguió la nueva alianza, la reconciliación de Dios con la humanidad y dio origen a un nuevo pueblo, la Iglesia.

A mediados del siglo II las comunidades cristianas, a parte de celebrar el primer día de la semana (domingo) la pascua semanal, es decir, reunirse en nombre del Señor para escuchar la Palabra y partir el pan; también celebraban una vez al año la fiesta de Pascua, convirtiéndose esta en la fiesta más importante del año. Pero ¿por qué la pascua no es siempre en la misma fecha? Esto tiene mucho que ver con la luna... ya que en el siglo IV, durante el concilio de Nicea (325) se determinó que la pascua se celebrase el domingo siguiente a la primera luna llena de Primavera. Por eso puede caer entre el 22 de marzo o el 25 de abril. 

Aclarado esto, el tiempo litúrgico de la Pascua da comienzo el Domingo de Resurrección, este domingo se prolonga una semana con la "octava de pascua" (como si fuese un domingo que dura una semana): cantamos el gloria, se puede leer la secuencia pascual, nos despedimos con el doble aleluya... etc. Para continuar la fiesta de la resurrección seis semanas más, hasta el Domingo de Pentecostés, que quiere decir 50 días. 

¿Pero por qué 50 días? En primer lugar porque el día que finaliza la Pascua es "Pentecostés", a los 50 días... pero quizás deberíamos pensar primero en el número 7, el cual, en la escritura siempre se ha identificado con la plenitud o la totalidad. 7 son los días que duró la creación, finalizando en sábado, por ello, el octavo día se identifica con la resurrección y también con la nueva creación. En este sentido, la Pascua son 7 semana (7x7), pero la plenitud no llega hasta el día 50 Pentecostés, a través del Espíritu Santo.

Por último, en las celebraciones de Pascua también hay elementos significativos:

1) El color litúrgico en este tiempo para todos los ornamentos es el blanco. 
2) El cirio pascual presente y encendido en todas las celebraciones durante la cincuentena.
3) La aspersión con agua bendita en las celebraciones dominicales sustituye al acto penitencial.
4) Se canta nuevamente el Aleluya. E incluso la antífona del salmo puede sustituirse por  "aleluya".
5) Las flores vuelven a hacerse visibles después de una austera cuaresma


¿Se inciensa el cirio pascual?


Sí, ma non troppo. Un poquito. Bueno… casi nada. Es decir, no, mire, que no. A ver si nos explicamos…

Hace unos días un simpático e inteligente colega me preguntó al respecto sobre el tema, dado que le habían llegado preguntas sobre ello, y algunas con afirmaciones añadidas algo desconcertantes.

Y dado que no habíamos dedicado ningún flash a esta cuestión, desde aquí nos pusimos manos a la obra, es decir, manos a los libros litúrgicos para ver cuándo hay que incensar el apreciado cirio.

Buscamos y rebuscamos… y… ¡qué sorpresa! Nada. Bueno, nada no. En realidad, según el misal y el mismísimo Ceremonial de los Obispos (firmes, ¡ar!), solo se le inciensa antes del canto del Exultet en la Vigilia pascual.

Fuera de esta celebración no hay indicación alguna de que se deba prestar atención al cirio pascual durante las celebraciones litúrgicas, ya sean estas presididas por el obispo o por un presbítero.

Sabemos que se inciensa con tres movimientos dobles del turíbulo (Institutio del Misal 277), y que recibe este honor en el momento antes indicado, según consta en la rúbrica del misal y en el mismo Ceremonial de los Obispos (cf. 345).

Pero, como decimos, aparte de esto, en ninguna otra celebración, ni siquiera en la misa del mismo día de pascua, la cual debe ser celebrada según el modelo de la misa estacional. Así, cuando el obispo llega al presbiterio inciensa el altar y la cruz (cf. Ceremonial 131), como también las imágenes expuestas a la veneración pública si las hay (cf. Institutio 277). Lo mismo si preside un presbítero. Pero del cirio que brilla allí durante la cincuentena pascual… ni caso.

Ya sé… ya sé que os da pena… Tan bonito, estilizado, colorido, decorado… Ah, querido lector, pero te olvidas de algo muy importante: su humildad. Y por ser humilde el cirio pascual está contento de brillar sin que nadie le eche incienso… y que vaya para el altar y para el Señor del altar. ¡Qué majo! ¡Con razón es pascual!

Jaume González Padrós
(Flash litúrgico)

Repertorio para la Vigilia Pascual

Cada celebración litúrgica tiene su propio "repertorio" que encontramos en los libros litúrgicos, en el caso de la Misa en el Leccionario y el Misal; como es muy posible que no todos conozcan las antífonas musicalizadas ofrezco primero los textos litúrgicos que deberían ser cantados y a continuación una posible selección de cantos, los cuales los encontraréis también mensualmente en la Revista Misa Dominical del CPL. Las iniciales corresponden a: MD (Cantoral de Misa Dominical); CLN (Cantoral Litúrgico Nacional); LS (Libro del Salmista); GR (Graduale Romanum).

Partiendo de que el Ordinario de la Misa debe ser siempre el texto oficial (Señor ten piedad, Gloria, Credo, Santo y Cordero de Dios)... me detendré solo en las partes del Propio de la Misa, teniendo en cuenta los textos del Misal y del LeccionarioPara facilitar la accesibilidad a los cantos los enlazaré a youtube, aunque soy consciente que la calidad interpretativa en la gran mayoría de los casos deja mucho que desear.


I. LUCERNARIO

Esta noche es la gran fiesta del año, la que da sentido a nuestra fe. En esta noche santa encendemos el fuego que irrumpe en la oscuridad y da paso a la luz de Jesucristo que nosotros seguimos tomando luz de su luz.


Procesión

El diácono o el sacerdote, elevando el cirio pascual encendido canta en la puerta de la iglesia la aclamación correspondiente que repetirá también en el centro de la iglesia y a los pies del altar:

- Luz de Cristo. Demos gracias a Dios (Misal Romano)




Pregón Pascual

El Pregón Pascual debe ser anunciado por un diácono o un sacerdote; si por necesidad debe ser anunciado por un laico omite las palabras: Por eso, queridos hermanos, hasta el fin de la invitación, y el saludo: El Señor esté con vosotros.

- Pregón Pascual (largo) - Misal Romano

- Pregón Pascual (breve) - Misal Romano


II. LITURGIA DE LA PALABRA


A continuación, serenamente, se escucha la palabra de Dios, que en este día hace un recorrido por toda la historia de la salvación con una estructura fija: Lectura / Salmo responsorial / Oración.

1ª Lect.: Gen 1 - Salmo: Envía tu espíritu, Señor. LS/ MD 135 / CLN D38

2ª Lect.: Gen 22 - Salmo: Protégeme Dios mío que me refugio en ti. LS/ MD 135
3ª Lect.: Ex 14 - Salmo: Cantaré al Señor gloriosa es su victoria. LS/ MD 137
4ª Lect.: Is 54 - Salmo: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. LS/ MD 139 / CLN D41
5ª Lect.: Is 55 - Salmo: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. LS/ MD 147
6ª Lect.: Bar 3 - Salmo: Señor, tú tienes palabras de vida eterna. LS/ MD 138 / CLN D43
7ª Lect.: Ez 36 - Salmo: Como busca la cierva corrientes de agua. LS/ MD 148


Entre las lecturas del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento se entona el Gloria (siempre con el texto litúrgico) mientras se tañen las campanas, se ilumina la iglesia y se encienden las velas del altar, como si la luz irrumpiese definitivamente en la oscuridad de la noche, porque Cristo ha irrumpido así en la historia. El Gloria nos recuerda ese misterio de la encarnación, finalizado este se canta la Oración Colecta y a continuación se proclama la epístola de san Pablo a los Romanos. 

Acabada la epístola, todos se levantan, y el sacerdote entona solemnemente por tres veces, elevando gradualmente el tono de la voz, el Aleluya pascual.

- Aleluya Pascual (Misal Romano)

Después, el salmista o cantor proclama el salmo 117, y el pueblo intercala Aleluya en cada una de sus estrofas.

Si no se conoce este "Aleluya" que ofrece el Misal, se puede hacer con otro, intercalando los versículos del salmo 117: "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia...". 


Después de la proclamación solemne del Evangelio y de una breve homilía comienza la...

III. LITURGIA BAUTISMAL

La liturgia bautismal es la tercera parte de la Vigilia. La pascua de Cristo y nuestra se celebra ahora en el sacramento. Esto se manifiesta más plenamente en aquellas Iglesias que poseen la fuente bautismal, y más aún cuando tiene lugar la iniciación cristiana de adultos, o al menos el bautismo de niños. Aun en el caso en que no haya bautizos en las iglesias parroquiales se hace la bendición del agua bautismal. Si esta bendición no se hace en la fuente bautismal sino en el presbiterio, el agua bautismal debe ser trasladada después al baptisterio, donde será conservada durante todo el tiempo pascual. Donde no hayan bautizos ni se deba bendecir el agua bautismal, hágase la bendición del agua para la aspersión de la asamblea, a fin de recordar el bautismo.

Carta circular sobre las fiestas pascuales (1988), n. 88.

A la luz de esta aclaración la bendición del agua bautismal y la bendición del agua común son excluyentes. En el primer caso, es decir, de haber bautismos esa noche o durante la cincuentena pascual, se comenzaría con el canto de las Letanías de los santos (Misal Romano). Y en el caso de ir en procesión al baptisterio para realizar el bautismo se puede entonar Vi que manaba agua o un canto similar.

Renovación de las promesas bautismales

Acabado el rito del bautismo, o después de la bendición del agua común, si no hubo bautismos, todos de pie y con las velas encendidas en sus manos renuevan las promesas del bautismo. En este momento se podría cantar las respuestas a los artículos de la fe: Si, creo o en latín Credo, amen.



Aspersión al pueblo

El sacerdote asperja al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan:

Antífona
Vi que manaba agua del lado derecho del templo, aleluya.

Y habrá vida dondequiera que llegue la corriente y cantarán:
Aleluya, aleluya.

- Vidi aquam (gregoriano) GR 708 / MD 93-2 / CLN A82 


Se puede cantar otro canto de índole bautismal.

- Un solo señor (L. Deiss) MD 5-1 / CLN 708

IV. LITURGIA EUCARÍSTICA

Ofertorio o presentación de dones

La antífona de ofertorio que propone el Graduale Romanum para esta celebración es:


Pero si el coro tiene cualidades podría interpretar en este momento un motete polifónico; o el organista una obra apropiada. En ambos casos debe ajustarse a la duración del ofertorio y, por supuesto, al contexto celebrativo. 

Comunión

Antífona de comunión  (Cf. 1 Cor 5, 7-8)

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya.


El Graduale Romanum propone también alternar el canto de un aleluya con los versículos del salmo 33: "Gustad y ved qué bueno es el Señor...". 

Si no se conoce ninguna de estas alternativas también se podría entonar un canto pascual:

- Cristo resucitó (Conferencia Episcopal) MD 351-1 / CLN A13 
- El Señor resucitó (T. Aragües) CLN 204; 
- Cantad al Señor (T. Vaquero - J. Herrer) MD 365 / CLN 757.

Finalmente el sacerdote o el diácono despide a la asamblea cantando





* Si alguna persona conoce otras versiones musicalizadas de estos textos litúrgicos puede incluirlas en los comentarios para enriquecer el repertorio.


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